6. CURIOSIDADES y OTROS

La fauna observada ha sido escasa, aunque merece destacar la visita de los delfines en negra noche con una estela de brillante plancton, para hacer las delicias de cualquier niño y adulto recordando Peter Pan. Hemos tenido durante varios días la compañía de un atún, que se pasaba la mayoría del tiempo bajo el casco, aunque se dejaba ver de vez en cuando a unos dos o tres metros al lado del barco. Quiero pensar que el que pescamos no era este fiel acompañante. Los peces voladores, que normalmente por estas aguas son abundantes los que caen en cubierta, también fueron escasos y por ello los devolvimos al mar.

Una cosa a indicar, ya observada en otras travesías de larga duración, es la proliferación de percebes en la popa del barco, pese a estar bien pintada la obra viva con buen antifouling. Y ya puestos a hablar de percebes, quiero recordar la grata sorpresa tenida en las Islas de Cabo Verde, al descubrir (¡el último día!) en el restaurante, que en las islas abundan... ¡y a un precio cinco veces inferior al de España!. Creo que es gracias a esta magnífica cena, que solo he perdido en la travesía 4 kgs...

La lavandería a bordo estaba bien solucionada, sin detergente, sin lavadora, sin trabajo manual: un largo cabo por la popa, y en su extremo las prendas a lavar durante doce o veinticuatro horas... Funciona perfectamente (creo que es aprendido de Moitessier).

Por primera vez (aconsejado por mis amigos del barco) he probado la utilización de tapones en los oidos en las horas de descanso. Es una idea fantástica, ya que te aisla de los molestos ruidos de las velas, poleas, winches, etc. Por el contrario, el suave deslizar del agua por el casco (sumamente agradable) se puede percibir con gran placer. Además me produjo la satisfacción de no enterarme del parte meteorológico que el resto de la tripulación oyó, el cual informaba de viento del W en las Antillas (viento contrario), a cuatro días de donde nos encontrábamos...

Las aves divisadas también han sido pocas (yo creo que todo es debido a la falta de Alisio y por lo tanto de agitación y viveza en la mar), siendo el mas constante el petrel; gaviotas pocas, algún pájaro bobo, y un par de espléndidos 'paille en queue' (Phaethon lepturus, pido disculpas por desconocer el nombre en castellano).

Ya como último, decir la falta de acierto en llevar la hora de a bordo de una forma correcta. Quiero decir que el reloj de a bordo no lo movimos en toda la travesía (cada día, viajando hacia el W, la hora de salida y puesta del sol se atrasaba unos 10 ó 15 minutos) con lo cual resultó que los últimos días el sol estaba saliendo casi a las diez de la mañana y se ponía a las diez de la noche... Es decir, un desbarajuste en los horarios, del orden de cuatro horas.

Lo que se debe hacer es cada tres o cuatro días (o mas concretamente, cada quince grados de longitud recorridos) atrasar (en nuestro caso) el reloj de a bordo.